martes, 5 de junio de 2007

¿Cuánto vale?





Una colección cuesta dinero, esfuerzo, trabajo y mucha energía. Una colección vale, cuando se quiere vender, mucho menos de lo que ha costado. Y cuando se quiere conservar, cuesta más de lo que vale.


Al coleccionista le formulan muchas veces la pregunta ¿cuánto vale tu colección? como si se pudiera evaluar la ilusión, el tiempo, los conocimientos, la satisfacción y tantos otros conceptos inaprehensibles. ¿Quién puede ponerle precio a una colección de aquellos cromos que salían con las tabletas de chocolate, de las tarjetas recordatorio de Primeras Comuniones, de utensilios usados por los carpinteros, etc.? Todo es importante e irremplazable para conocer un periodo de tiempo, una clase social, un área geográfica.


Es difícil valorar una colección, porque muchas veces las piezas objeto de esta colección no tienen un valor intrínseco (¿cuánto puede valer una bolsita de azúcar de las que acompañan un café?), lo que las hace importantes es precisamente la intervención del coleccionista, que anota su procedencia, las compara entre sí, advierte las particularidades, deja constancia de sus características.




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