lunes, 1 de junio de 2015

Una colección de palmatorias




SOPORTES
con personalidad  



¿Qué es una palmatoria? pues la respuesta que nos da Jose Martí, el coleccionista valenciano que os presentamos hoy, es la siguiente: palmatoria es una especie de candelero bajo, con mango y pie; éste, generalmente, tiene forma de platillo. Lleva un receptáculo para colocar la vela.
El ser humano, desde la noche de los tiempos, y nunca mejor dicho, sintió la necesidad no solo de usar el calor para cocer, fundir, calentar, etc. sino también para iluminar. Una vez que aprendió la técnica de hacer fuego, muchos de sus problemas se solucionaron, pues llevó luz al interior de las cuevas y se hicieron más seguras las noches, pudiendo alumbrar su camino.


Si al principio se recurría a las maderas resinosas y a las grasas de animales para obtener un foco luminoso, con los años el hombre se las ingenió para hacer ceras y utilizar el alcohol. Pero para eso se necesitaba un soporte, que como todas las cosas fue evolucionando. No era cuestión de poner velas y cirios colgando de los muros como si se tratara de antorchas, así es que se idearon los candiles y palmatorias para facilitar la movilidad y mejorar la seguridad en el manejo del fuego, y con el transcurso de algunos siglos más, se llegaron a fabricar suntuosos candelabros.
Jose nos cuenta que él colecciona todo tipo de palmatorias, desde las ibéricas hasta las famosas piezas de Tiffanys, y empezó con esta afición hace ya unos treinta años, cuando llegaron a su poder algunas palmatorias de la familia, y como le parecieron curiosas y bonitas, empezó a coleccionarlas. Y cuando decimos que las colecciona de todo tipo, es eso bien cierto, porque no se interesa sólo por una época o material, área geográfica, etc. sino que a él lo que más le gusta y le llama la atención es la variedad.
A medida que va consiguiendo más piezas, también se interesa por recopilar información sobre ellas, así que tanto datos históricos, como simples curiosidades, pasan a formar parte de su "archivo" particular.
Adquirir nuevas piezas no es difícil y las consigue tanto en tiendas como mercadillos o bien gracias a la generosidad de amigos y familiares, que le van haciendo regalos.
Las más comunes son las de metal y cerámica. Para él, sus preferidas son las de hierro forjado y aquellas que por algún factor determinado resultan especialmente curiosas. Le gusta tener representación de todos los países del mundo, aunque a veces no es fácil conseguir de todos los lugares. En Estados Unidos, por ejemplo, lo que se solía usar eran quinqués de petróleo en lugar de recurrir a las velas, así es que no se han fabricado.
En nuestro país, como ocurre en muchos otros europeos, la palmatoria es un objeto cotidiano. Actualmente no es que las utilicemos todos los días, pero es frecuente encontrarlas en algún lugar discreto de nuestra casa esperando ser útiles en cualquier ocasión: un corte de fluído eléctrico en el hogar, un apagón general en todo el barrio, etc. Evidentemente la palmatoria no da luz, pero permite que la vela cumpla su función con toda eficacia. Y, además de prestar un servicio, es un objeto muy decorativo.
La utilización del término palmatoria para designar al objeto que estamos tratando, es algo relativamente moderno, y una prueba de ello podría ser el hecho de que no aparece en ningún refrán. Así es que, como no podemos ofrecer ninguna de esas sentencias populares que tanto nos gusta mencionar, hemos recurrido a tres o cuatro anagramas, para concluir el tema. Estos serían: 
PALMATORIA.- Para ti malo. Para mi alto. Patria mola (mola, Patria). Ata al primo. Para al timo. A por ti, alma. Tiro al mapa. La tropa mía. Amo la tripa... Bueno, que he dicho tres o cuatro.
Volviendo a la estupenda colección de Jose, hay que decir que, según nos ha contado, tiene todas las piezas o la mayoría de ellas, guardadas en un almacén rehabilitado que tiene en la localidad valenciana de Venta del Moro, donde vemos que lucen como si se exhibieran en un verdadero museo. ¡Gracias Jose, por habérnoslas mostrado! 
   

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